lunes, 15 de diciembre de 2014

Eres un primate, y no es un insulto...

Es posible que supieras que eres un primate, no he pretendido insultar tu inteligencia, pero hay mucha gente que no lo sabe o que incluso puede percibir esta denominación como una ofensa, algo relacionado con monos,  que se valora como inferior; no olvidemos que buena parte de los insultos racistas que se dan en un partido de fútbol consisten en tirar plátanos o llamar macaco al jugador de piel negra queriendo reflejar con ello su supuesta inferioridad.




Vale, entonces quedamos en que somos primates, cosa que explicaré ahora, pero antes la pregunta sería ¿si somos animales pertenecientes a un orden, por qué no nos identificamos con esta condición, o incluso lo percibimos como degradante? Pues porque  desde los orígenes nuestra especie, que se caracteriza por su enorme inteligencia de ahí lo de homo sapiens, puso una barrera entre lo que era animal y lo humano; construyó un dios autor de la creación  a su imagen y semejanza y se consideró el centro de la misma, con un alma inmortal, condición que no compartía con el resto de seres vivos. Solo muy recientemente en nuestra historia, tras las obras de Darwin en el siglo XIX  y todo el desarrollo posterior de la teoría de la evolución por selección natural, hemos podido saber empíricamente que somos seres vivos con origen común al resto de los mismos, que nuestro reino es el animal, y nuestro orden el primate. Aun así, en el imaginario colectivo nos vemos como algo más, con un destino que cumplir, un lugar en el mundo especial que no tienen el resto de los seres vivos; incluso en alguna versión laica de esta cosmovisión, se nos define como el grado máximo de la evolución, el desarrollo inevitable a partir de formas inferiores, cuando somos, cómo ya veremos, producto de la casualidad evolutiva y nos forman el mismo tipo de moléculas de ADN que forman a una cucaracha.

Somos animales.

En tiempos pasados la religión imperaba por encima de la razón, y predominaba esa visión bíblica de nuestra existencia, pero como en toda época histórica había personas curiosas que se dedicaban a hacerse preguntas que podrían ser tal que así: ¿Si somos algo diferente de los otros seres  vivos por qué nos morimos como ellos? ¿Por qué sangramos, nos apareamos y tenemos “cachorros”, ojos con los que ver, etc? Eran demasiadas coincidencias y parecidos como para ser casuales, podíamos no parecernos a un pez, con el que incluso compartimos cosas, pero ¿Con un perro? ¿Acaso no tienen cuatro patas, como nosotros brazos y piernas? ¿Y con un chimpancé, su cara, orejas, cabeza, etc? ¿De verdad se podía seguir sosteniendo que no tenemos nada en común con ellos?

                        Nadie mejor que Homer para representar la evolución.  

                   
No te aburriré contándote cómo se organiza la historia natural y se agrupan las especies porque no lo sé ni  yo mismo, pero sí al menos que tengas la idea de que a los seres vivos se le organiza por categorías, llamados taxones, y mientras más características en común tienen dos especies significa que hay más cercanía evolutiva y que se comparte un ancestro común más cercano en el tiempo, entonces se compartirán más taxones. Por ejemplo nosotros compartimos con los peces el pertenecer al reino animal, pero con los perros compartimos pertenecer al reino animal, tener cuatro patas y concebir crías fetales que se alimentan en el útero; pero si ya nos comparamos con un chimpancé, compartimos todo lo anterior más unas características que hacen que seamos lo que somos, que filosófico me quedó eso, que seamos primates.

Con variadas clasificaciones y taxones se fueron organizando más o menos bien a los seres vivos, solo faltaba la parte más polémica, incluir a la especie humana dentro de estas categorías, cosa que provocó rechazo en su momento, y todavía lo hace en sectores creacionistas.

                                 Darwin caracterizado como un mono.


Pero antes de seguir leyendo, y concluir este post sobre qué es lo que nos caracteriza como primates,  te pido que lo reflexiones por un momento. Piensa en un perro o en un gato, si tienes uno en casa puedes echarle un vistazo ¿Qué cosas ves que tiene en común contigo, por ejemplo en constitución, partes del cuerpo, etc? ¿Y si piensas por ejemplo en un gorila?



Seguramente al reflexionar sobre esto te hayas dado cuenta de cosas que normalmente no piensas. ¿Te has fijado que los perros o los gatos tienen 4 extremidades como nosotros pero su movilidad es distinta?  ¿Has comprobado que tienen morro y nosotros no? ¿Y que sus orejas son diferentes? ¿Has visto a algún a tu perro levantar la pata por la parte posterior de la cabeza, o por encima de la misma? Además no tienen dedos sino pezuñas, en cambio si ves a un gorila rascándose la cabeza, ¿no te recuerda más a nosotros? Su cara, su boca, orejas ¿No son más similares a las nuestras? Esto es así porque el homo sapiens, o sea nosotros,  y el gorila estamos más cerca evolutivamente entre nosotros que de los perros o gatos, y tenemos un ancestro común que desarrolló dedos y movilidad en los hombros que le venían muy bien para saltar de rama en rama.

Somos primates.

Llegados a este punto, vamos a ver qué características compartimos todos los primates, y que puedes observar en tu compañero de clase o pareja, en el chimpancé del zoo, o en los macacos de Gibraltar. Lo primero decir que los primeros primates ya existían en la época de los dinosaurios, parecerían pequeñas ardillitas,pero no fue hasta su extinción que se pudieron expandir y evolucionar de maneras distintas, es decir, que si no cae un asteroide, tú y yo no estaríamos aquí. Lo segundo es que la evolución de estos se produjo en los árboles, el hábitat de la mayoría de los primates actuales, por lo que muchas de las adaptaciones que tienen, tenemos, se produjo para facilitar la vida en los mismos ¿Sabías que probablemente ves en colores porque esta cualidad evolucionó para diferenciar la fruta madura de las que no lo está?
                                    Bueno, igual no fue exactamente así...    

Así, como primates tenemos los siguientes rasgos (Harris 2000):

Manos, pies, dedos, uñas. A diferencia del ejemplo anterior de los perros que tienen pezuñas, los primates tenemos unas manos  y pies prensiles que nos permiten agarrar objetos, gracias al pulgar oponible que puede tocar la yema del resto de dedos (Nuestra especie ha perdido esa habilidad en los pies al alcanzar el bipedismo).



Flexibilidad en las extremidades. Para saltar de árbol en árbol y rama en rama, hay que tener unas extremidades especializadas y flexibles. Cierto es que a nosotros no nos hace falta ya porque no vivimos en lo alto de los árboles, pero todavía conservamos esa habilidad ¿Has visto alguna vez a un gimnasta olímpico haciendo de las suyas? Pues esa habilidad viene de un ancestro común que se desplazaba mediante braquiación, igual que los actuales gibones.




Buena visión. Los felinos o canidos tienen una gran visión para detectar pequeños movimientos, lo cual está de lujo cuando eres un cazador carnívoro de la sabana, pero si eres un mamífero que vive en los arboles quizá te venga mejor tener una visión estereoscópica (en tres dimensiones), y en color, para distinguir mejor el fruto, valorar la distancia de la rama a la que tienes que saltar, y no menos importante, conocer bien la cara de los amigos de tu manada en una sociedad muy social valga la redundancia.



Si te das cuenta, un perro tiene un morro pronunciado que corresponde con una capacidad olfativa muy elevada, se puede decir que a diferencia de nosotros que nos representamos el mundo en imágenes, ellos lo hacen en olores. Los primates en gran medida perdimos ese morro, a excepción de los denominados prosimios actuales como los lémures que son más parecidos a los primeros primates ¿Por qué piensas que la evolución eliminó progresivamente ese morro? Mejor que te respondas tú mismo ¿Cómo crees que verías si tuvieras una nariz enorme, tipo morro de perro, delante de tus ojos? Pues que perderías campo visual y ya sabemos lo importante que ha sido y es la visión para los primates;la evolución "sacrificó" nuestra capacidad de olfato para beneficiar nuestro capacidad de vista, por eso tú perro huele más que tú y tú ves en colores y él no. ¿Qué más ventajas crees que nos proporcionó reducir el morro hasta la nariz actual? Piénsalo y más abajo te respondo.


                                                          Lemur    

Pocas crías por parto. A diferencia de otros mamíferos, que tienen grandes camadas, los primates tenemos pocas crías, una o dos, por parto, lo que se corresponde con dos glándulas mamarias en vez de ocho. ¿Por qué? Esto tiene que ver con las siguientes características.




Prolongada infancia y conducta social compleja. Mientras otras especies como estrategia de éxito evolutivo apuestan por muchas crías, los primates se ha especializado en tener pocas y de infancias largas ¿Y eso a qué es debido?  Pues a que a diferencia de otros animales que vienen con un amplio repertorio de conductas determinadas genéticamente, los primates, que también tenemos esas conductas predeterminadas, además tenemos una flexibilidad conductual que nos permite adaptarnos a medios variados y a conseguir sobrevivir gracias a nuestra inventiva y capacidad de aprendizaje, y para ello necesitamos una infancia más larga en la cual aprender muchas cosas que vamos a necesitar cuando seamos adultos;  en el caso de los primates estas cosas no solo tienen que ver con resolver problemas, sino con saber vivir en ambientes muy sociales, lo que requiere grandes dosis de inteligencia. En relación con esto, los seres humanos tenemos la infancia más larga del reino animal.

Para hacer posible esto último, la evolución nos ha dotado de un instrumento denominado encéfalo, más conocido cotidianamente como cerebro, que nos permite realizar una gama de conductas variadas y una capacidad de adaptación mediante el aprendizaje que sin duda están en la base de nuestros éxito evolutivo. En nuestro caso nos permitió abrigarnos con pieles animales para combatir en frío a pesar de no tener pelo, o hacer armas para cazar y competir en el mismo nicho ecológico con los grandes depredadores de la sabana que en teoría deberían habernos desplazado al estar mejor dotados de manera natural para la caza. Pero esto no se circunscribe a nuestra especie, los chimpancés también se las ingenia para elaborar herramientas para pescar insectos, o partir frutos de cascara dura, lo cual no es una conducta determinada genéticamente, sino desarrollada y enseñada a las distintas generaciones.





¿Ya se te ha ocurrido por qué nos vino bien no tener tanto “morro”? Pues si miras a tu perro, por más que lo quieras y lo humanices, no va a verlo reírse. Al perder morro y tener un solo labio superior separado de la nariz, ganamos en expresividad facial; reconocer y emitir emociones ha sido muy importante en la evolución de los primates y en sus sociedades, saber cuándo algún miembro estaba enfadado o alegre. Emitir y usar información a través del rostro es una característica muy importante de nuestra especie.  



Para finalizar, actualmente los primates se clasifican en varias categorías, no te aburriré con eso, pero que sepas que para simplificar se puede hablar de; los prosimios que son los más parecidos a los primeros primates, la mayoría de ellos son nocturnos; los que comúnmente se denominan monos,entre los que hay que destacar los monos del nuevo mundo y los monos del viejo mundo; y por último estarían los hominoides, que incluyen a los grandes y pequeños simios, y a todo el género Homo y sus ascendentes, de los cuales somos nosotros los únicos representantes vivos.




Hemos visto todo lo que nos une como primates, pero seguro que eres lo suficientemente inteligente para haberte planteado ya todo lo que nos separa. No vivimos en los árboles, no tenemos pelo, desarrollamos tecnología compleja, o tenemos un lenguaje muy elaborado y abstracto. Bien, pues ese tema, el de la evolución humana, sería para otro post; te diría que lo voy a hacer pero eso sería prometer mucho. Solo decirte que en un momento de nuestro pasado probablemente un cambio climático, ironías de la vida, provocó que algunos primates siguieran en las zonas boscosas, mientras que otras tuvimos que buscarnos la vida en campo abierto en competición con los grandes depredadores, ahí nos separamos de la especie viva más próxima a nosotros, nuestros primos los chimpas. Parece que la cosa no salió del todo mal y nos adaptamos no sin algunos cambios morfológicos y cognitivos; bipedismo (andar con las piernas), manos liberadas y refinadas para hacer herramientas, progresivo incremento del cerebro, perdida del pelo para adaptarnos al calor, etc.
Así que después de lo aprendido, si algún día te dicen simio o primate, llévalo a mucha honra, porque es lo que eres.

                              24 de Noviembre. Día del orgullo primate


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