domingo, 1 de diciembre de 2013

5000 años leyendo, más o menos.

Hay ciertas aptitudes que por estar ahí y ser una parte de la vida cotidiana pasan inadvertidas. Se podrían citar muchas, nuestro funcionamiento cognitivo ha sido y es objeto de teorías, investigación, y mucha literatura; pero dentro de las distintas capacidades que tenemos, llama la atención una que no solo es producto de las posibilidades de nuestro encéfalo y la evolución, sino de la cultura. Me estoy refiriendo a la posibilidad de realizar textos, y por ende, a la capacidad de leer.


La invención de la escritura marca un antes y un después, de hecho el criterio que se usa para diferenciar la prehistoria de la historia es la aparición de los primeros textos escritos. Hemos de tener en cuenta que nuestra especie tal cual es ahora, el homo sapiens moderno, tiene de existencia unos cientos de miles de años, y sin embargo solo llevamos escribiendo y leyendo unos 5000. Esto quiere decir que a pesar de haber tenido la capacidad simbólica, no hay más que ver los grabados y pinturas rupestres paleolíticas que nos diferencias de otras especies humanas como los Neandertales, no desarrollamos complejos códigos visuales para comunicarnos  hasta “antes de ayer”  en nuestra historia evolutiva.

Pintura Paleolítica.



Lo anterior significa que no solo tiene que existir la capacidad funcional por parte del encéfalo para desarrollar una determinada tarea, sino la necesidad de desarrollarla. En mi opinión esto debería cerrar el absurdo debate herencia-cultura, y situarnos en lo que realmente somos, productos de la interacción de ambos factores, sujetos dónde lo biológico y lo histórico se entremezclan y se influyen mutuamente.  Pudimos desarrollar la escritura porque teníamos esa posibilidad cognitiva y porque el medio nos lo demandó.

Historia de la escritura.

Se suele ubicar la aparición de la escritura en Mesopotamia en el año 3000 A.C, concretamente en el pueblo sumerio, el cual desarrollo un código de símbolos escritos, conocido como cuneiforme, que evolucionó desde los pictogramas hasta la introducción de símbolos fonéticos más complejos. Pero ¿por qué surgió esta escritura en este momento y no en otro? La respuesta parece estar en el gran crecimiento de la actividad comercial. Hay que recordar que la invención de la agricultura en el Neolítico cambió por completo la economía y la relación con el territorio, de especie nómada que nos movíamos en función de las presas, nos convertimos en sedentarios que labrábamos el suelo y domesticábamos animales. Esto provocó la aparición del excedente y del comercio entre distintos pueblos cada vez más lejanos. Este comercio al implicar mayores cantidades de cosechas, animales, etc, no podía tener solo como soporte la memoria humana, era necesario alguna otra manera de registro que dejara constancia de lo que se comerciaba, así como de los acuerdos contraídos, constituyendo esto también el germen de los primeros contratos mercantiles.

Escritura sumeria cuneiforme.



Este desarrollo inicial explosionó posteriormente a multitud de actividades humanas, además del comercio y el derecho, las artes y la literatura, las ciencias; la escritura surge de la creciente complejización de las sociedades, y a su vez la permite. Hubiera sido imposible la aparición de los primeros estados y sus diversas actividades sin la existencia de un elemento regulador como era la escritura.

Esta escritura inicial se difundió rápidamente, siendo adoptada por otros pueblos, los cuales la modificaron a su realidad y cultura, e hicieron distintas aportaciones al desarrollo de la misma; como los egipcios y sus jeroglíficos, los fenicios que inventaron el alfabeto, los griegos que introdujeron las vocales, o los romanos que constituyeron el alfabeto tal cual lo conocemos hoy.

Además de este difusionismo localizado en el Meditarráneo, se inventaron sistemas escritos en otras partes del mundo; China y Mesoamérica, lo cual evidencia que no es un producto aislado, sino una capacidad de la especie que aparece cuando las condiciones materiales concretas lo demandan.

Principales sistemas de escritura.

La historia de la escritura ha llevado dos vías, que tienden a converger, y que a grandes rasgos podemos clasificar en:

-    -       Sistemas logográficos.

Son representativos de estos, el sistema de escritura chino, o el “Kanji” japonés. Cada signo representa una palabra, concepto o idea, por lo que el aprendizaje de estas escrituras requiere aprender tantos símbolos como objetos de la realidad puedan ser nombrados.

Las primeras escrituras antes citadas, como la cuneiforme, eran de este tipo, y evolucionan a través de pictogramas que simbolizan mediante  un dibujo lo que se quería nombrar. La necesidad hizo que aparecieran los ideogramas, representaciones de conceptos más abstractos que los representados por los pictogramas; y por último se hizo imprescindible el desarrollo de signos convencionales, en el que el significante no guarda una relación evidente con el significado, que representaran los sonidos del lenguaje hablado. Esto dio lugar  a los sistemas fonéticos.

Evolución de ideograma cabeza



-        -   Sistemas fonéticos.

Son sistemas que representan el sonido del habla. Hay sistemas silábicos, pero el más conocido y universal es el sistema alfabético. Hay que tener en cuenta que el uso del alfabeto, que ha sido adoptado por diferentes idiomas de distintas raíces, permite representar cualquier objeto de la realidad mediante el uso de pocos símbolos, a diferencia de otros basados en sistemas logográficos que requieren el aprendizaje de miles de ellos.

La aparición de estos sistemas es posterior a los logográficos, como respuesta a la dificultad cada vez mayor de representar más objetos, más conceptos, más actividades de la realidad humana. Era necesario un sistema de signos que aislaran los sonidos del habla, y que en combinación pudieran reproducir cualquier palabra nueva que fuera surgiendo.

Decía en el comienzo de este apartado que ambos sistemas tienden a converger. En realidad lo que sucede es que los sistemas logográficos cada vez utilizan más signos que representen el habla. En Asia el alfabeto es objeto de estudio y su uso es cada vez mayor, y parece que esta tendencia es imparable.

Después de vista esta visión más histórica y clasificatoria, cabría preguntarse por los procesos cognitivos que nos permiten leer y escribir.

Procesos cognitivos y neurales de la lectoescritura.

La lectoescritura es un acto complejo, que requiere de distintos procesos perceptivos y cognitivos, y por tanto de  actividad del encéfalo. Hay que decir que no es un hecho natural, como el lenguaje hablado por ejemplo, sino una invención cultural que necesita un arduo aprendizaje.

Se suele decir que  la lectura demanda procesos de bajo y alto nivel, o de abajo a arriba. Es decir, la actividad que estás haciendo ahora mismo leyendo este, espero que no aburrido texto, empieza con la percepción de las formas de las letras a través de la representación que tienes en la memoria icónica, identificación léxica, sintáctica, y acceso a su significado inserto memoria a largo plazo, además de ubicarla en el contexto de un texto y realizar inferencias sobre el mismo usando el conocimiento que tienes del mundo, la realidad social, etc. ¡Y todo esto lo haces en unos milésimas de segundo!

Esto que hemos visto correspondería a un lector ya avanzado, que tiene digamos automatizado este proceso, y que usa normalmente una ruta visual para ello. Existen dos vías por las cuales realizamos el acto lector:

-      -     Ruta Visual.

Es una vía que da un acceso directo a las palabras que leemos. Es decir, desde el momento que ves una palabra escrita, la lees y comprendes de manera automática, no necesitas reflexionar sobre ella. Usas para esto una parte de tu cerebro localizado el lóbulo temporal, allí tienes un almacén con todas las palabras escritas que conoces.

-    -      Ruta fonológica.

Es característica esa vía al ver a una persona, niño o adulto, que está aprendiendo a leer y va pronunciando las palabras poco a poco, ya que todavía no tiene una representación visual de la palabra, y necesita decodificar la misma a través de los sonidos que la componen. Esta ruta también la utilizan lectores avanzados cuando se encuentran términos que no conocen, de otro idioma, o pseudopalabras.

Algo que resulta realmente interesante es que la escritura no solo ha ayudado a cambiar nuestras sociedades, sino que ha hecho lo mismo con nuestro cerebro. Distintas investigaciones han evidenciado que la actividad neural de alfabetizados y no alfabetizados es distinta, y que en los primeros esta tarea se convierte en tan automática que no pueden no hacerla. Para probar esto se ideó el paradigma de Stroop, que consiste en enseñar distintas palabras escritas en varios colores. Las personas que participaron en el estudio tenían que nombrar el color de la tinta con que estaban escritas las palabras, pero cuando existía contradicción, por ejemplo la palabra azul escrita en tinta roja, se producía un retraso en la tarea ya que la palabra azul era procesada por el cerebro incluso antes que el color de la tinta. En conclusión, si ya sabes leer, cuando ves una palabra no puedes no leerla.

Alfabetización y el derecho a la lectura.

Para terminar quiero referirme al derecho humano que supone leer y escribir. Desde los tiempos en los que solo accedían a esta actividad quienes procedían de las clases adineradas, se ha pasado actualmente a una extensión bastante amplia a todas las capas de la sociedad. Las modernas sociedades han puesto muchos recursos en el desarrollo de sistemas escolares estatales, una de cuyas funciones es la enseñanza de la lectoescritura.

Aun así los índices de analfabetismo mundiales no son para estar orgullosos, y aunque no se conocen los datos con exactitud por la opacidad de muchos gobiernos, se afirma que dos personas de cada diez en el mundo no saben leer y escribir. Si a esto unimos las personas  que no son capaces de comprender un texto, nos encontramos con un panorama que requiere de intervención de los poderes públicos y de recursos que corrijan esta situación, no solo para extender la alfabetización, sino para garantizar el derecho a la lectura, por ejemplo facilitando y apoyando la edición de materiales escritos en formatos de lectura fácil, para que accedan a ellos las personas con discapacidad intelectual, con déficits cognitivos, etc.

Personalmente, una de las mayores satisfacciones que he tenido a nivel profesional-voluntario, fue la participación en 2011 en un programa para la erradicación del analfabetismo en Sevilla, en el polígono de San Pablo. Pena que con las elecciones municipales, y el cambio en el ayuntamiento, el programa desapareciera, pero eso es otra historia…

Vídeo de alumnas del programa de alfabetización del Polígono San Pablo en Sevilla



  
 Bibliografia consultada.

- Cómo aprende el cerebro. Uta Frith, Sarah Blakemore.

- Manual logopedia. Rafael Santana, Santiago Torres. ULPGC.

Artículos del internet.



Vídeos.









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