domingo, 23 de diciembre de 2012

De la lucha por la vida, a la guerra contra las vacunas.

Esta semana han aparecido en los medios de comunicación dos informaciones relacionadas con las vacunas, tema en el que estoy especialmente sensibilizado,  lo cual me ha motivado a escribir esta entrada en el blog.


La primera de ellas es una noticia de esperanza. Ante el llamado de urgencia de la Organización Mundial de la Salud, OMS, por la falta de vacunas contra la meningitis en África debido la retirada de la compañía farmacéutica  Sanofi Pasteur, dos países del sur, Brasil y Cuba, respondieron de forma conjunta desarrollando en tiempo récord una vacuna barata, 0,70 céntimos, que beneficiará a miles de africanos que de otra manera se hubieran visto expuestos a la enfermedad.  Esta noticia tiene dos elementos a resaltar; por un lado visualiza que las empresas de la industria farmacéutica actúan como lo que son, empresas, cuyo objetivo es lograr un beneficio económico, por lo que si determinado tratamiento no es rentable, por ejemplo producir vacunas contra la meningitis para el mercado africano, pues simplemente no se produce la mercancía; por otro lado refleja la posibilidad de vías alternativas de carácter público que prioricen el derecho a la salud por encima del beneficio económico, en este caso con la iniciativa de dos estados, siendo de destacar la participación de Cuba, país del sur solidario dónde los haya, que a pesar de sus escasos recursos y dificultades económicas, siempre ha proporcionado a sus ciudadanos una sanidad de calidad y de acceso universal, y  personal sanitario a cualquier país del sur que lo necesitara,  siendo todo un ejemplo de cooperación que saca los colores a los países denominados ricos.

 

La segunda de las noticias, la mala, tiene que ver con los asesinatos de personal que realiza tareas de vacunación contra la polio en Pakistán, uno de los países que junto a Afganistán y Níger todavía no ha erradicado dicha enfermedad.  Los atentados son producto, al parecer, de los talibanes, que en consonancia con distintos líderes tribales, han acusado a los equipos de la OMS que asesoran a las administraciones locales en este tema, de ser espías encubiertos, y utilizar la excusa de la vacunación con diferentes fines tales como; esterilizar a los musulmanes, introducir extractos de cerdo en las vacunas, etc. Estos ataques  han motivado la retirada de estos equipos, lo que supone un duro varapalo para la erradicación definitiva de una terrible enfermedad que se caracteriza por atacar al sistema nervioso central, con graves consecuencias de muerte o discapacidad, siendo una de ellas la parálisis del diafragma, lo que en su momento dió lugar a los conocidos pulmones de acero, aparatosos artilugios que se diseñaron para permitir a los pacientes  respirar.
 

El desarrollo de las vacunas permitió erradicar  la polio en prácticamente todo el mundo, así como otras  enfermedades fatales como la viruela, realidad que hace todavía más irracionales estas actuaciones que obedecen al fundamentalismo religioso más rancio, si bien, no sería de justicia vincular estos planteamientos  únicamente al integrismo musulmán; aquí, en occidente, tenemos a nuestros propios integristas,  consumidores de medicina holística que  hacen propaganda de la no vacunación  con consecuencias  visibles. Pero este tema  será ya producto de una futura entrada en el blog.

 

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